El hombre de la foto que encabeza estas líneas no es, ni será nunca Méndez ni Bermúdez . Es Piter Alesander Tuta, vástago mayor de Trino Epaminondas Tuta, hermano de la ‘nena’ Tuta y protagonista de ‘Romeo y Buseta’, nadie más ni menos. Lo que pasó con él es tal vez una respuesta a la pregunta que nos formulamos: ¿Qué pasó con el sitcom colombiano?
Dirás tu, jovenzuelo insolente, que jamás hubo tal cosa, que en Colombia no se conoce este género. Estarás equivocado. El sitcom colombiano existió, proliferó, entró en decadencia y, como los dinosaurios, el dodó y próximamente los hinchas bogotanos del América de Cali, se extinguió. La nuestra es la última generación que creció con la comedia de situación made in Colombia, la generación que conoció al triple papito, a John Honey, a Serafín, a Puchis y a la Prima Dona antes que a Kramer o Joey. No vimos el nacimiento del sitcom con ‘Yo y Tú’, pero presenciamos su muerte a manos de la tercera diabla de ‘Tentaciones’ y de la entrada de Karol Márquez a ‘Conjunto Cerrado’.
¿Qué pasó con el sitcom colombiano? ¿Por qué lo mataron, si era tan buen muchacho? Tan nuestro, tan idiosincrático que era. Hoy, la comedia colombiana está reducida a un personaje segundón, como el cantamañanas ese que hacía de mensajero en ‘Betty la Fea’, siempre como comparsa en otra novela más. No se le dedica el espacio que se le dedicó en aquellos días en los que éramos capaces de esperar una semana para volvernos a reír de las tres pendejadas que decía Ramiro Meneses con cachucha plana de Pet Shop Boys en ‘Vuelo Secreto’. Por esos días la comedia colombiana estaba en todas partes, pese a que era evidente que se hacía con las uñas. Hoy la televisión le dedica la plata y el tiempo a homenajear traquetos, y no a personajes entrañables como Don Antuquito, el Tío Júpiter o el "oreja-baja" haciendo de celador y/o papá. Hoy en día la idea de humor es un personaje traído de las mechas, un cliché de gay que no puede faltar (no sé por qué no se ha quejado la comunidad LGBT) o una señora vulgar, sobre maquillada y payasa que no produce ni una sonrisa.
Cuando murió, el sitcom colombiano llevaba ya un rato enfermo. Reemplazado por la avalancha de novelas hechas para venderles a los mejicanos, ya no tenía más qué ofrecer, salvo un Frigo demasiado viejo para seguir haciendo de colegial, un Ramoncito naufragado en las drogas y el Bambam caleño que diciendo ‘chuspa’ y ‘chupando piña’ cada tres frases ya daba más grima que risa. Mordieron el polvo de los tiempos joyas como ‘La Posada’, ‘Don Chinche’ y ‘Tentaciones’ con Karl Troller, que brillaban por lo magro de su presupuesto y la simpleza de su humor nada sofisticado, muy de nosotros. Mordieron el polvo como Piter Alesander Tuta, obligado a transformarse en ese horrendo personaje que nos quisieron vender como un simpático bacán, pero que no pasaba de ser un patético atarván. Hoy, se han ido, enterrados en las arenas del tiempo y entre personajes grotescos que jamás los reemplazarán, hoy sólo nos queda mirar atrás, apelar a YouTube y añorar a aquellas comedias colombianas que, a diferencia de las oscuras golondrinas, no volverán.

De acuerdo... Lastima que no siga escribiendo...
ResponderEliminarVaya... que eran buenos tiempos. De eso no habra mas
ResponderEliminar